Abogado accidentes Málaga

Como explicamos en detalle en la sección de servicios, lo principal es:

1. Rellenar correctamente el parte amistoso de accidente (y si no es posible, avisar a la policía para atestado)
2. Acudir a un centro
3. Acudir a un centro médico en las primeras 72 horas para documentar las lesiones
4. Notificar el siniestro a su aseguradora en un plazo máximo de 7 días
5. Contactar con un abogado especializado lo antes posible para guiarle y proteger sus derechos. Siguiendo estos pasos se asegura de no perder pruebas ni derechos importantes

En general, el plazo máximo es de 1 año desde la fecha en que sus lesiones se estabilizan o recibe el alta médica definitiva . Esto significa un año desde que termina el proceso curativo o se determinan las secuelas permanentes. No cuenta desde el día del accidente en sí (salvo que no haya lesiones y solo daños materiales). Es muy importante no dejar pasar este plazo: si transcurre más de un año sin reclamar (ya sea extrajudicial o judicialmente), el derecho a indemnización prescribe y ya no podrá exigirla . Por vía penal, si hubiera lesiones constitutivas de delito leve, el plazo para denunciar es de 6 meses desde el accidente. En cualquier caso, nuestra recomendación es actuar lo antes posible y no apurar los plazos. Iniciar gestiones tempranas permite además recopilar pruebas y cumplir con trámites previos (como la reclamación a la aseguradora) que interrumpen la prescripción.

En España existe el Consorcio de Compensación de Seguros, un organismo público que cubre a las víctimas de accidentes causados por vehículos no asegurados, robados o no identificados (dándose a la fuga) . Si usted sufre un accidente donde el responsable carece de seguro obligatorio, o no se logra identificar al causante (hit and run), sí puede reclamar su indemnización al Consorcio. El procedimiento con el Consorcio exige aportar el atestado policial que confirme la ausencia de seguro o la fuga, y seguir unos trámites especiales, pero en Abogado Accidentes Málaga nos encargamos de ello. El Consorcio actuará pagando la indemnización que le corresponda como si fuera la aseguradora, y posteriormente reclamará ese dinero al conductor infractor si llega a identificarlo. De esta forma, las víctimas no quedan desprotegidas por la irresponsabilidad ajena.

Tras un accidente, usted puede reclamar diferentes conceptos indemnizatorios, principalmente:

• Daños personales: incluye los días de lesión o incapacidad (durante su curación, diferenciando si estuvo hospitalizado, de baja laboral o con molestias leves) y las secuelas permanentes físicas, psicológicas o estéticas que queden tras el alta . Cada secuela se valora en puntos según su gravedad y se traduce en una cantidad según la edad de la víctima. También dentro de daños personales está el

  perjuicio moral

  por pérdida de calidad de vida, por ejemplo si las secuelas le impiden volver a realizar actividades que antes hacía
• Daños materiales: comprenden los daños a su vehículo (coste de reparación o valor venal si es siniestro total, más posibles accesorios), los objetos personales dañados en el accidente (por ejemplo, casco, gafas, móvil, ropa) y cualquier otro bien que haya resultado perjudicado. También se reclama el valor de mercado de cosas que no puedan repararse.
• Gastos médicos y asistenciales: toda gasto sanitario necesario a consecuencia del accidente debe ser resarcido. Esto abarca facturas de consultas médicas, tratamientos de rehabilitación privados (si la compañía no autorizó suficientes sesiones, por ejemplo), medicamentos que haya tenido que comprar, aparatos ortopédicos o prótesis, gastos de traslado a centros médicos (ambulancias no cubiertas, taxis para ir a rehabilitación) y, en caso de secuelas graves, adecuación de vivienda o vehículo a nuevas discapacidades, etc. Por ley, el responsable debe dejarlo a usted en la situación económica equivalente a si no hubiera sufrido el daño, por tanto todos los gastos derivados son reclamables con sus justificantes.
• Pérdida de ingresos (lucro cesante): si debido al accidente usted no ha podido trabajar durante un tiempo o ha tenido que reducir su jornada, puede reclamar la pérdida neta de ingresos ocasionada. Se calculará en función de su salario o beneficios dejados de percibir durante los días de baja laboral. Incluso si es autónomo o empresario y el accidente afectó su actividad, se puede estimar ese lucro cesante (por ejemplo, contratos perdidos, menor facturación). En caso de secuelas que limiten su capacidad laboral a futuro, también se contempla una indemnización por pérdida de capacidad de ganancia permanente.

En resumen, cubrimos todas las categorías de daño personales, materiales y económicos o patrimoniales. Nuestro trabajo es cuantificar adecuadamente cada partida conforme al Baremo y la evidencia aportada, para reclamar la suma total que lo compense íntegramente.

No necesariamente. De hecho, es bien sabido que las aseguradoras suelen ofrecer indemnizaciones a la baja en un primer momento, aprovechando que la víctima puede desconocer el valor real de su reclamación. Estas ofertas rápidas buscan cerrar el caso pronto y con el menor costo. Antes de aceptar nada, es fundamental que un abogado especialista revise la oferta motivada. Nosotros compararemos lo ofrecido con lo que realmente corresponde según sus lesiones y daños. Si la oferta es insuficiente o faltan partidas, recomendaremos no aceptarla y negociaremos una cifra mayor. Solo en caso de que la oferta cubra adecuadamente todos sus perjuicios aconsejaríamos aceptarla. Recuerde que si usted acepta y firma un finiquito, luego ya no podrá reclamar nada más, por eso es crítico asesorarse antes de firmar. En Abogado Accidentes Málaga hemos logrado mejorar muchas ofertas iniciales de aseguradoras, ya sea mediante negociación amistosa o llevando el caso a juicio cuando ha sido necesario.

Sí, sin duda. Para reclamar una indemnización por lesiones, es imprescindible contar con informes médicos detallados que acrediten esas lesiones y su evolución . El núcleo de cualquier reclamación por daños personales son los documentos médicos: informes de urgencias, seguimiento de atención primaria, pruebas diagnósticas (radiografías, resonancias), informes de especialistas (traumatología, rehabilitación), partes de baja y alta laboral, etc. Estos informes no solo confirman que las lesiones existen, sino que permiten valorarlas (gravedad, tiempo de curación, posibles secuelas). Sin documentación médica, la aseguradora no va a reconocer lesiones “a palabra”. Por eso insistimos en que tras el accidente acuda al médico y siga todas las indicaciones. Si ha finalizado el tratamiento, nosotros podemos gestionar con un médico valorador la emisión de un informe pericial final que cuantifique sus secuelas conforme al Baremo, reforzando así la reclamación. En resumen: cuantos más y mejores informes médicos tengamos, más sólida será la reclamación y más justa la indemnización que obtendremos.

En términos generales no, las indemnizaciones por daños físicos derivadas de accidentes están exentas de IRPF por su naturaleza resarcitoria . Hacienda no considera estas sumas como un ingreso sino como una compensación, por lo que no debe pagar impuestos por ellas ni declararlas en la renta. Sin embargo, hay excepciones puntuales si la indemnización se pacta extrajudicialmente por encima de lo marcado en ley (Baremo), la parte excedida podría considerarse ganancia y tributar; o si recibe intereses de mora porque la aseguradora se demoró en el pago, esos intereses sí tributan como rendimiento. También si la indemnización la cobran herederos (por fallecimiento de la víctima) debe declararse en el impuesto de sucesiones, aunque no en renta. Pero para la mayoría de nuestros clientes, la respuesta es que no tendrán que tributar por lo que reciban de indemnización, quedándoles el 100% del importe.

No es “obligatorio” en sentido estricto, pero sí muy recomendable cursar la baja médica si sus lesiones le impiden desempeñar su trabajo habitual. La baja laboral (incapacidad temporal) la decide el médico si considera que usted no está en condiciones de trabajar, y cumple dos funciones: por un lado, le permite recuperarse adecuadamente sin agravar lesiones; por otro, documenta oficialmente que usted estuvo impedido para el trabajo debido al accidente. Esto último influye en la indemnización, ya que los días de baja laboral se indemnizan como perjuicio personal particular moderado (con una cuantía diaria mayor que un día sin baja) y también permite reclamar el lucro cesante (salario perdido). Si usted no coge la baja y continúa trabajando pese al dolor, la aseguradora podría argumentar que sus lesiones eran muy leves. En cualquier caso, si por circunstancias personales decide no tomar la baja, aún puede reclamar por las lesiones en sí mismas, pero quizá obtenga algo menos de indemnización al no haber días moderados ni pérdida de ingresos. Nuestro consejo es seguir siempre las indicaciones médicas: si le dan la baja, tómela; y si no se la dan pero usted siente que no puede trabajar, comuníquelo al doctor. Su salud es lo primero, y jurídicamente quedará mejor respaldado con ese parte de baja laboral.

Una secuela es cualquier lesión permanente que persiste tras la curación o estabilización de las lesiones agudas. En otras palabras, son las consecuencias definitivas que deja el accidente en su salud una vez ha terminado el tratamiento médico . Pueden ser de distintos tipos: físicas (por ejemplo, limitación de movilidad en una articulación, una cicatriz visible, pérdida de visión), psicológicas (trastorno de estrés postraumático, depresión reactiva) o estéticas (cicatrices, deformidades, pérdida de piezas dentales, etc.). Cada secuela se valora según el Baremo de Tráfico en un número de puntos, dependiendo de su gravedad y del impacto en la persona. Esos puntos luego se traducen a una cantidad económica teniendo en cuenta la edad de la víctima (a menor edad, mayor indemnización por cada punto, ya que sufrirá la secuela por más tiempo). Por ejemplo, una secuela valorada en 5 puntos para una persona de 30 años puede equivaler a X euros según la tabla vigente. Además, ciertas secuelas dan derecho a indemnizaciones adicionales llamadas perjuicios particulares, como el perjuicio estético (cuando la secuela afecta la apariencia, se suele indemnizar aparte si es notable) o el perjuicio por pérdida de calidad de vida (si la secuela limita actividades esenciales o de ocio de la persona). En definitiva, se indemniza la secuela en sí (usando la tabla de puntos) y, si corresponde, los daños morales adicionales que cause. Todo esto lo calcularemos con precisión apoyándonos en informes de los médicos especialistas que confirmen esas secuelas y su gravedad.